Capítulo 2
Comenzamos el capítulo 2 de esta aventura rolera en El mundo de Zelkar, en el primer capitulo tuvimos que decidir si continuábamos en el camino o nos adentrábamos en el bosque y por mayoría aplastante decidisteis que continuaríamos en el camino, al final de este capitulo os haré un pequeño resumen de lo que habría pasado si hubierais elegido seguir en el bosque y por supuesto tendréis nuevas decisiones, sin más preámbulos continuamos buhit@s.
Nuestro joven protagonista decide esperar en el camino ya que un fuerte sonido se aproxima hacia él, a medida que se acerca empieza a distinguir unas voces, a lo lejos se puede ver como unos jinetes se aproximan cabalgando y parece ser que lo han visto, leo se extraña, ya que la gente dejo de viajar a caballo hace años, quizás se encontraba en algún pueblo, mientras se aproximaban podía distinguirse como los jinetes eran una especie de caballeros aunque su armadura parecía hecha de un material que nunca había visto, todo era cada vez más y más extraño << ¿cuándo acabará esta locura?>>, pensaba él.
De pronto los arboles del bosque empezaron a agitarse, una bestia como las que atacaron a Leo y Damaris salió del bosque y emprendió un ataque a nuestro protagonista.
La bestia era muy diferente a las anteriores, aunque conservaba el aspecto azabache de las mismas su forma no correspondía a ningún animal que Leo conociera, tenía 4 extremidades dotadas de garras el cuerpo como el de un caballo con cabeza de dragón, la cola era larga y poseía unas púas que parecían cortar como cuchillas, tal aberración se abalanzo sobre Leo y le alcanzó con su zarpa, quedando malherido en su brazo derecho.
La herida no era demasiado profunda, pero sangraba a chorros y ardía como mil demonios, Leo comenzó a presionársela para intentar detener el sangrado, pero la bestia seguía con la mirada fija en él y tenia que tener mucho cuidado… de pronto se escucha un silbido y una flecha impacta en el cuerpo de la criatura.
—¡¡A por él!! ¡¡Matad al errante!! — gritó uno de los caballeros.
Un grupo de 5 caballeros llegaron deprisa y comenzaron a castigar a lo que ellos llamaban errante, el primero de ellos portaba una lanza y no bajaba de su caballo, se dedicaba a mantener a la bestia a raya cerrándole el paso, el otro que aún seguía en su caballo portaba un arco y con él atosigó a la criatura golpeándole las patas para mermar su movilidad, los otros 3 bajaron de sus caballos, uno de ellos el más corpulento dirigía el ataque y portaba un mandoble y los otros dos le escoltaban, en poco tiempo lograron acabar con la criatura.
—Mirad, está herido, debemos cortar la hemorragia— dijo el arquero que se percató rápidamente del estado de leo.
—Sería mejor si matásemos a este pobre desgraciado, si la bestia le contagió le espera un destino peor que la muerte—dijo de forma tajante el líder del grupo.
—Max, Oliver, ayudadme. Traed el botiquín, le llevaremos a la ciudadela, pero será mejor tomar precauciones, Joana las cuerdas. Se que va contra las normas Jefe pero este pobre hombre necesita de nuestra ayuda, ya decidiremos que hacer con el allí, debemos regresar—Dijo el caballero que portaba la lanza.
Nuestro protagonista apenas pudo articular palabra…la perdida de sangre empezaba a afectarle y poco a poco fue perdiendo el conocimiento, solo pudo recordar pequeños fragmentos de lo ocurrido, como le curaban, la sensación de estar atado, el traqueteo del caballo y luego oscuridad.
Durante el tiempo que estuvo inconsciente tuvo un sueño espeluznante, no había nada todo era negro y allí estaba él, solo, desorientado, de repente empezó a escuchar chillidos, rugidos, una visión lejana de un castillo en llamas, una voz que le llamaba hijo, cuando el suelo empezó a tragárselo hasta el punto de sentir como perdía la respiración.
A la mañana siguiente despertó bañado en sudor, se encontraba en una habitación, con las manos atadas a la cama, el sol entraba con fuerza por los ventanales. Leo se alzó un poco para ver bien la habitación cuando vio a una muchacha de espaldas, debía de ser la que había cuidado de él toda la noche, pero cuando ella volteo su expresión era una mezcla de asombro y de horror, salió corriendo despavorida.
—¡¡Esta despierto!! ¡¡ya es uno de ellos!!— gritaba desesperada.
Leo estaba aterrado, intentó desatarse, pero era imposible, en ese momento vio la herida que le produjo el errante y comprendió que algo no iba bien, su brazo estaba morado, las venas hinchadas, la herida parecía estar infectada y de ella salía un líquido negro que bajaba por el brazo, cuando volteó la mirada uno de los guardias entró, a prisa llamó a un par más.
—Lo siento, hicimos todo lo que pudimos, pero la infección ya no se podía detener, ahora depende de ti, comprenderás que tenemos que tomar precauciones. —comento el guardia cuya voz era parecida a uno de los caballeros que lo habían ayudado.
—¿Estás seguro Harry? — comentaba otro caballero que entraba en la sala.
—No queda otra opción Max, le llevaremos al calabozo y aguardaremos hasta que no quede más que acabar con él. — Dijo Harry.
—¿De que demonios estáis hablando y donde demonios estoy?, ya basta de conversaciones en clave ¡¡quiero respuestas!!— gritaba Leo desesperado mientras intentaba quitarse las ataduras.
Harry y Max se lamentaban por la situación, pensaban que la infección le había vuelto loco, le pusieron unas cadenas y con esfuerzo lograron llevarlo al calabozo. Por el camino comentaban que ya estaba marcado, Max preguntaba por el ojo de nuestro protagonista, era joven y parecía no saber exactamente como actuaba la enfermedad que acuciaba a nuestro héroe. Leo que ya se había desistido, pensó que iba a morir allí y dedico un momento a como era la vida antes de verse envuelto en toda esta locura, su vida con su amada Damaris.
Harry encerró a Leo en una celda y le dejó agua y un poco de comida.
—Siento que sea todo lo que podemos hacer, algunos sobreviven, aunque no mucho tiempo, otros simplemente acaban convertidos… bueno lo mejor será que descanses, bebe agua y come un poco, si logras aguantar esta noche cuidaré de ti y te ayudaré en todo lo posible. — Le dijo Harry a Leo.
Leo tenia un gran parecido al Hermano de Harry, este desapareció hace muchos años y se dio por muerto, pero al ver a Leo una pizca de esperanza despertó en el << puede ser él, la marca pudo haberle hecho olvidar >>, pensó Harry mientras se alejaba.
Nuestro protagonista se encontraba atrapado y perdido, la herida había dejado de dolerle, el líquido negro de su brazo había dejado de brotar, aunque no sabia si eso era buena señal, unos zumbidos empezaron a molestarle durante las próximas horas, comió y bebió un poco aunque la comida le sabia rara tampoco es que tuviera "buena pinta", durante la tarde comenzó a tener fiebre, veía como los guardias se turnaban, podía escuchar alguna vez la voz de Harry preguntando como seguía a uno de los guardias de la puerta.
La fiebre comenzó a empeorar hasta el punto de que empezaba a tener alucinaciones, veía a una sombra fuera de la celda que le miraba fijamente, la silueta parecía de una mujer de ojos dorados, era lo único que alcanzaba a ver.
—Ha pasado tanto tiempo… parece que esto es como una prueba para mí, te pareces a él, pero no puede ser, moribundo… a punto de colapsar, intentando luchar contra ello… definitivamente no puedes ser tú. — susurraba la sombra frente a él.
Un guardia entró y preguntó si se encontraba bien y entonces algo se apoderó de Leo, el líquido negro que salía de su brazo comenzó a brotar pero esta vez mucho más denso, y rodeo todo su brazo, un instinto se apoderó de él y perdió el control de su cuerpo, era como estar en un sueño, agarro al guardia entre los barrotes y le golpeo con ellos, parecía estar en el cuerpo de una bestia que golpeaba incansable los barrotes hasta que consiguió destrozarlos, entonces comenzó a correr por los pasillos de aquel lugar, era como un castillo, y las personas que se cruzaban con el huían o intentaban detenerle pero sin ningún éxito.
En este punto la mitad de el cuerpo de Leo estaba cubierta con la masa de color azabache, había tomado una postura agresiva como si de un hombre lobo se tratase, la huida llego a su punto álgido cuando después de entrar en una gran sala llena de ventanales se escuchaba al fondo.
—¿Qué demonios está pasando?, como ha entrado un errante al castillo, esto no… un momento… ¿Leo? ¿eres tú? — gritó una voz al fondo de la sala.
Leo alzó la mirada hacia donde provenía la voz, pero tenia la mente tan nublada que solo alcanzaba a ver una silueta, parecía que estaba retomando el control de su cuerpo nuevamente y ante él tenía dos opciones, ¿escapar por una de las ventanas o quedarse e intentar averiguar de quien es la voz que parece conocerle? Pues eso Buhit@s es lo que tendréis que decidir para el próximo capitulo, dejaremos unos días para que podáis leer tranquilamente el capitulo y avisaremos por Instagram cuando será la votación estad atentos al History.
Para terminar voy a contaros que cambios habría tenido la historia si hubierais optado por adentraros en el boque, en ese caso nuestro protagonista se habría ido adentrando hacia lo profundo del bosque y habría encontrado un gran árbol que parecía estar corrompido, en él había una especie de refugio natural y de allí salieron un par de errantes los cuales tenían la forma de lobos, estos atacaron a nuestro protagonista dejándole malherido de igual manera, Leo entonces escaparía hacia el bosque y conseguiría subir a un árbol, ahí las bestias acabarían por perder el interés en él, a medida que avanzaba por el bosque todo parecía corromperse más, lo que fuera que había afectado a los animales había empezado a hacerlo al bosque también y cada vez eras más evidente, las fuerzas de Leo mermaban poco a poco cuando una luz asomó entre los árboles, y pudo ver una cabaña… Hasta aquí puedo leer, espero que os guste, ¡¡un saludo y hasta la próxima!!
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